OBJETIVO DE ESTA CLASE: Reconocer los errores que se deben evitar al emprender una marca.

Habiendo identificado cuantitativamente el nivel de implicación que le estás dando a una estrategia de marca para aumentar las posibilidades de éxito de tu negocio, considera el siguiente autodiagnóstico cualitativo para constatar si cometes alguno de los 5 errores más comunes en los que suelen caer la mayoría de los emprendedores a la hora de construir la marca de su modelo de negocio, para que los evites, o corrijas desde ya, con la ayuda de EL EFECTO CENICIENTA.
UNO. Creer que basta con un buen nombre y un bonito logo. ¡Error!
Resumen: Necesitas mucho más que un buen nombre y logo para crear una relación a largo plazo con tus clientes, necesitas una marca, y esta se construye con intangibles.
Este es la equivocación más común, cometida por el alto porcentaje de los emprendedores, quienes dan por hecho que bautizar nominal y gráficamente al negocio, y luego ponerlo en una bonita papelería, en un catálogo o en un aviso exterior grande y luminoso, es suficiente para ser correctamente identificado y recordado por sus clientes. Pero pensar así es como pensar que a la Cenicienta le hubiera bastado con ponerse cualquier vestido bonito para conquistar al Príncipe.
Una marca no es un nombre con un logo. Si bien estos son algunos de los más importantes componentes que le dan cuerpo visible a la marca, esta se conforma a partir de intangibles. La mejor forma de entenderlo es afirmando que una marca puede cambiar de logo, e incluso de nombre, pero no al revés. Veamos el caso de Pepsi: Pepsi, además de hacer un cambio sustancial de nombre en sus inicios, pues inicialmente se llamaba Brand´s Drink, cambia su logo periódicamente.
Estos negocios pueden cambiar componentes y aun así mantener intacto su capital de clientes, gracias a que han entendido que todo va más allá de bautizar y poner una imagen bonita para ser identificados, trabajando a diario para ser reconocidos como marcas capaces de generar vínculos con sus consumidores.
También es posible que pensando en esto, hagas parte del grupo de emprendedores que apoyándose en metodologías empresariales, intentan darle alma a sus emprendimientos y esfuerzos de construcción de marca, a través de la construcción de los denominados Misión, Visión y Valores Corporativos. Los redactan, a veces con ayuda de un experto, y los ponen en un bonito documento guardapolvo o en un aviso decorativo en alguna de las paredes de su punto de servicio/venta. Pero este material, además de aburrido, o suele estar enfocado en un tema de gestión corporativa que poco le aporta a la marca, o no es suficiente para constituirse como ideología con el poder de conquistar al público objetivo.
DOS. Copiar una marca que ya existe, o usar algo similar. ¡Error!
Resumen: Nadie quiere la copia, todos quieren lo auténtico. Y auténtico es la palabra clave, pues si tienes la oportunidad de emular un modelo de negocio, hazlo adaptándolo al contexto y brindándole una personalidad e imagen propias que te permitan construir una marca genuina, que los clientes aprecien y anhelen.
Sea que se imite una marca del exterior porque acá “nadie” la conoce, o que se copie una marca ya existente a nivel local porque su reputación ayudará con las ventas, esta práctica puede generar un falso éxito inicial que a mediano y largo plazo se derrumbará.
Partamos de algo: todo modelo de negocio exitoso es susceptible de ser estudiado y emulado. De hecho es inteligente seguir las mejores prácticas desarrolladas por otros porque así se reduce el costo de ensayo y error, y porque a partir de este aprendizaje se pueden incorporar nuevos y mejores elementos. Esta práctica es corriente en casi todas las industrias, desde la automotriz hasta la de telefonía celular, como por ejemplo el caso de Samsung que imitó exitosamente a IPhone con su desarrollo de la pantalla táctil. Pero si vas a emular una marca del exterior, debes tener en cuenta dos consideraciones para que esta buena idea no decaiga en un error fatal:
a) Antes que nada es necesario entender que el modelo de negocio que sirve de inspiración, debe ser adaptado a la realidad local. Entender la idiosincrasia del contexto en el cual se va a aplicar el modelo, permitirá entender si el negocio es viable, o si necesariamente debe sufrir adaptaciones para que funcione. Por ejemplo en USA y Europa funcionan muy bien los nails stores, locales enfocados en ofrecer únicamente manicure y pedicure, sin que esto implique ofrecer servicio de peluquería
En un país como Colombia estos negocios especializados se empezaron a implementar hace algunos años, pero muchos de ellos desaparecieron rápidamente del escenario, porque culturalmente el consumidor local enlazada esta práctica al momento del corte de pelo, optando por las peluquerías tradicionales que lo ofrecen como servicio simultáneo.
b) La segunda razón por la cual este suele ser un error fatal para su emprendimiento, es que al usar un logo y/o nombre de una marca ya existente en el exterior, se está subestimando al consumidor local. Actualmente y gracias a la WEB, todas las personas están en conocimiento del panorama mundial y cuentan con mayores recursos para reconocer la autenticidad o no de una marca, quienes al notar la intención de copia, la castigan evadiendo su consumo. Veamos algunos casos:
Nadie quiere la copia, todos quieren lo auténtico. Y auténtico es la palabra clave, entonces si tu tienes la oportunidad de emular un modelo de negocio, adáptalo al contexto y bríndale una personalidad e imagen propias que te permitan construir una marca genuina, que los clientes aprecien y anhelen.
Por otro lado, imitar una marca local porque su reputación ayudará con las ventas, es como si la Cenicienta hubiera tomado prestado un vestido de sus hermanastras esperando que el Príncipe se enamorara al confundirla con una de ellas. Este fenómeno es más extendido de lo que se podría desear y deriva del hecho de que algunos emprendedores se subestiman a si mismos, ya sea porque se sienten incapaces de crear una marca exitosa por falta de creatividad, o porque son unos oportunistas. ¿Funciona? Sí, y muy bien, pero solo a corto plazo, pues se trata de aparentar para que el consumidor crea que las características que le dieron éxito a la marca original, son las mismas que se ofrecen en la copia. Pero lo que ocurre es que el cliente, tarde o temprano, detectará la copia y evadirá el consumo.
En Bogotá, Colombia, un ejemplo de esto último es el caso del famoso asadero de pollos Surtiaves de la 22, un negocio local que derivó su nombre la calle 22 del centro de la ciudad, en donde tuvo el local que le daría reputación nacional por su delicioso sabor y económico precio. Años después había Surtiaves de la 22 , en casi todos los barrios, pero tristemente la mayoría de estos nuevos locales no eran sucursales fruto de una expansión oficial del negocio original, ni franquicias, sino que eran copias atrevidas que no contaban con el permiso de uso de la maca. Veamos un ejemplo de estos últimos: https://www.civico.com/lugar/surtidora-de-aves-la-22-carrera-40-con-1a-bogota/
Inicialmente estas copias disfrutaron de un éxito fugaz, pero a mediano plazo se produjeron dos impactos fuertemente negativos: por un lado la marca auténtica empezó a perder drásticamente su buena reputación porque muchas de las copias no ofrecían la calidad suficiente, lo cual obligó a los emprendedores originales a empezar de ceros con un nueva marca: La Compañía del Sabor. Véase: http://www.companiadelsabor.com/
De esto ya hace muchos años, y jamás logró recuperar la reputación de antaño. El segundo impacto negativo fue que los locales que se copiaron también tuvieron un revés contundente, pues la caída de la reputación de la marca que habían copiado, sumado a que los consumidores ya habían aprendido a detectar los locales que no eran legítimos, hizo que ya no fueran una opción deseable. En conclusión, copiar una marca podrá generar un retorno inmediato, pero a mediano plazo dejará el negocio a merced de la reputación de un tercero, tanto en lo bueno como en lo malo: http://www.dinero.com/edicion-impresa/negocios/articulo/el-pollo-discordia/30320.
Crear y gestionar una marca propia, es sostener la oportunidad del negocio en el largo plazo. Así lo han entendido las marcas exitosas que justamente han sabido diferenciarse de la competencia porque han sido capaces de ubicarse en un territorio propio en la mente y en el corazón de sus clientes.
TRES. El síndrome narciso: confundir la marca del modelo de negocio, con la marca personal. ¡Error!
Resumen: Los clientes deben sentirse identificados con la marca, no solamente el dueño de la misma. Más que conocer a tu consumidor, debes entenderlo y crear lazos de fidelidad a través de una relación emocional con este, para que puedas convertirlo en fan de tu marca, pues solo así harás tu negocio perdurable.
Hace muchísimos años las empresas recibían el nombre de la persona del fundador, pues cada uno podía forjarse una reputación en el ejercicio de su oficio sin mayor dificultad. El zapatero del pueblo era el único zapatero del pueblo y el panadero del pueblo era el único panadero del pueblo, siendo reconocidos con facilidad. Así nació lo que fue una tendencia que en su punto más alto, generó marcas de reputación mundial surgidas de apellidos: http://www.elsalvador.com/vida/199033/50-apellidos-que-se-convirtieron-en-grandes-marcas/
Más adelante, durante el desarrollo del marketing algunas estirpes burguesas optaron por seguir esta línea y usaron la fama de sus apellidos para darle recordación a nuevos negocios: http://www.parishiltonme.com/
Hoy en día este recurso sigue siendo viable en ciertos casos en los que el nombre de la persona es una marca en sí misma, como es el caso de los artistas o diseñadores de modas cuyo sello personal es el atributo de valor que le da consistencia a la marca, o en profesiones liberales como las de los abogados litigantes, en donde el éxito de su desempeño profesional es el que se constituye como el elemento de prestigio tras el cual irán los clientes potenciales. Sin embargo, si la empresa no es de productos sino de servicios, y la visión del negocio le quiere apuntar al crecimiento sostenido, esta decisión podría no ser la mejor, pues ese prestigio personal que le da sustento a la marca implicará que los clientes quieran que el fundador mismo sea quien los atienda, y por muy habilidoso y organizado que este sea, no tendrá capacidad humana para dar respuesta suficiente y oportuna cuando la demanda de clientes ascienda vertiginosamente, debiendo apoyarse en otras personas. El riesgo de esto es que al final los clientes sentirán frustración por no ser atendidos por quién le da imagen a la marca, y no hay nada más dañino para la imagen del negocio que un cliente frustrado.
Lo importante es entender que la globalización ha generado una nueva realidad: debido a la competencia, los nombres y apellidos personales han perdido interés dentro del público y la tendencia es buscar nombres de marca que puedan distinguirse de los demás, y al mismo tiempo reflejar con claridad el carácter del producto o servicio. Hoy en día, usar como nombre de marca el apellido o alguna otra representación de la familia del emprendedor, es como si la cenicienta se hubiera ido al baile con un vestido de la abuelita. Los nombres de marca deben ser capaces de comunicar un elemento de valor para el consumidor, antes que para el dueño, por tanto debes evitar que el nombre sea una referencia a ti mismo, a tu familia, o a tu legado.
Recuerdo cuando un joven me mostró el nombre de marca planeado para su negocio familiar, nombre en el cual ya había hecho una fuerte inversión de diseño: Acero. Esta palabra surgió en honor a su abuelo, quién fue una persona perseverante y luchadora que sacó a su familia adelante superando retos muy grandes. Según me explicó, el apellido de su abuelo puesto en el nombre de la marca, representaba dicho compromiso asociado al ahora esfuerzo que su hermana y él mismo estaban dedicando a este negocio, y los motivaba a seguir adelante gracias a su profundo significado familiar. Muy lindo, pero la pregunta es… ¿de qué es el negocio? Pues se trata de una clínica de estética, dirigida a mujeres que buscan servicios de masajes reductores y otros tratamientos no invasivos de belleza corporal. Este nombre, Acero, que de por si tiene una connotación de dureza asociada a elementos industriales e incluso corto-punzantes, está muy lejos de poder cautivar a una cliente que espera un servicio cuidadoso, delicado y seguro de su cuerpo y su rostro. En definitiva, el emprendedor se concentró en un profundo poder simbólico para él mismo, pero olvidó por completo considerar a dos actores protagonistas en la historia: el cliente, que es quien le dará sostenibilidad al negocio, y la competencia, que es quien le puede quitar al cliente.
La segunda dimensión del error de confundir la marca del modelo de negocio con la marca personal, es cuando el emprendedor piensa que “la marca debe gustarme a mi antes que a nadie mas”. Esta es la misma actitud de las hermanastras cuando en el cuento de la Cenicienta ellas se ataviaron con lo que consideraron sus mejores vestidos, y su arrogancia no les permitió ver que lo que para ellas era lo mejor, no lo fue así para los demás. Para explicarlo adecuadamente, te contaré la siguiente anécdota: hace algunos años me llamaron de una de las más prestigiosas universidades latinoamericanas, para diseñar la marca del proyecto de un joven australiano, a quien la universidad asesoraba en su programa de desarrollo empresarial. Encantado con la oportunidad, me entrevisté con el muchacho para conocer sus necesidades y el alcance del proyecto. Se trataba de una idea ambiciosa con un alto componente filantrópico, que consistía en llevar educación a poblaciones indígenas apartadas de todo el planeta, desde el Amazonas hasta África, mediante la instalación de contenedores industriales (las voluminosas cajas de acero que se usan para el transporte de carga), los cuales se adaptarían para que funcionasen como aulas. No recuerdo el nombre del proyecto, pero si recuerdo la imagen que este joven insistió en usar como parte del logo: una cabra.
Inicialmente me causó curiosidad como iba a afrontar el reto de adaptar un contenedor a las diferentes condiciones climáticas, en muchos casos extremas, como la humedad elevada de la Amazonía, o como el calor y la aridez casi insoportables del desierto del África, pero siendo coherente con mi papel me enfoqué en la marca y en los elementos de comunicación del proyecto educativo. ¿Por qué una cabra representaría simbólicamente este proyecto?, le pregunté. Con exagerada emoción me explicó que la cabra es su animal “tótem”, término designado desde la antropología para en este caso referirse al animal cuyos atributos y simbolismo reflejan a un individuo. “La cabra tiene una determinación que la hace capaz de escalar las más escarpadas cúspides”, me dijo, “y este proyecto es una cima que voy a conquistar de la misma forma”.
Le expresé mi admiración por la iniciativa y la entrega, pero le sugerí que barajáramos otras alternativas para la imagen simbólica del proyecto, pues una cabra es un animal que podría no ser reconocido en los diferentes contextos sociales y culturales en los cuales pretendía actuar. Hay cabras en el África pero allí no hay montañas que escalar, y por otro lado este animal no hace parte en lo absoluto del paisaje amazónico. Pero más allá de ser un animal reconocido o no, le sugerí que exploráramos un logo más adaptable a cualquier paisaje natural, que pudiera lograr el nivel de conexión cultural con los beneficiarios de su proyecto, los nativos, para contribuir al reto de superar su posible bloqueo inicial frente a un elemento tan agresivo con el contexto natural, como lo es un contenedor de acero cuadrado e industrial. El joven australiano se negó, alegando que a nadie mas que a él debería gustarle el logo, pues este era su esfuerzo económico y profesional, y no el de nadie más. Han pasado casi 8 años desde aquel encuentro y jamás volví a tener noticias del joven australiano, y mucho menos de su proyecto… Fracasó.
Las dos historias anteriores reflejan lo que yo llamo el Síndrome Narciso de las marcas, pues son creadas para gustarse a sí mismas, olvidando que las marcas se crean para sus consumidores y por tanto deben ser los clientes quienes se sientan identificados con ellas. Con EL EFECTO CENICIENTA encontrarás recursos que te ayudarán, más que conocer a tu consumidor, a entenderlo y a crear lazos de fidelidad a través de una relación emocional con este, para que puedas convertirlo en fan de tu marca, pues solo así harás tu negocio perdurable.
CUATRO. Validar el diseño de marca con personas diferentes al cliente final. ¡Error!
Resumen: Ya sea para que tu mismo “diseñes” el logo, o que lo contrates con un diseñador, realiza siempre el proceso de validación con personas que hagan parte del público objetivo a quien se dirige la marca, o en su defecto con personas que tengan la capacidad de empatía suficientes para pensar como lo harían tus clientes.
Concebir el nombre y logo del proyecto empresarial por el que tanto se trabaja y sobre el que se tienen tantas expectativas, suele llegar a ser tan emocionante y trascendental como bautizar a un hijo. Y es que toda la energía que se invierte en este proceso queda tan implícita en la marca, que casi se convierte en el espíritu que mantiene activo el sueño del emprendedor. Es cierto… ver la marca diseñada permite sentir que el sueño empieza a hacerse realidad.
Es por lo anterior que en el momento de evaluar el resultado de este proceso creativo suele acudirse a las personas más cercanas o allegadas, comúnmente los familiares y amigos, para poder contar con una retroalimentación inmediata. Válido. Pero la pregunta es: ¿estas personas darán una opinión lo suficientemente objetiva que aporte valor? 20 años de experiencia me han enseñado que, lamentablemente, no. Es como si el vestido de la Cenicienta se hubiera hecho para que le gustara a su Madrastra y no al Príncipe. Sus familiares y amigos responderán a partir de sus propias percepciones, las cuales generan dos riesgos potenciales: inicialmente y en el mejor de los casos, la capacidad crítica se verá viciada por el lazo afectivo que tienen con usted, haciendo que les resulte demasiado bueno, bonito, maravilloso cualquier cosa que les muestre, o al contrario. Pero por otro lado la crítica podría estar viciada por su propia realidad como consumidores, causando apreciaciones buenas o malas que muy probablemente no coincidan con la percepción de su cliente final.
Explico. Las marcas y sus elementos publicitarios, se deben diseñar para los perfiles específicos de consumidores que van a comprar, y no para el gusto propio, ni el de los familiares o personas cercanas del emprendedor. Recuerdo dos anécdotas. La primera fue cuando un cliente me devolvió la propuesta de marca de una empresa de catering (servicio de suministro de comidas) dirigida a hoteles 5 estrellas, porque su empleada doméstica no la entendió. Tuve que explicarle que ella no cumplía, por el momento al menos, con las características del perfil de consumo de una persona que usa los servicios hi cost de una empresa de esta naturaleza.
La segunda anécdota fue al revés, ocasión en la que rediseñé la marca y creé la campaña publicitaria de relanzamiento, de una reconocida universidad. El trabajo creativo se basó en un estudio de mercado que evidenció la realidad del tipo de estudiante que se matriculaba en esta institución, desde su estrato socio-cultural, pasando por su modelo familiar, sus gustos, aficiones, intereses educativos, comportamientos, capacidad económica, hasta sus expectativas de vida. El estudio había profundizado en una verdad que ya se conocía: el cliente de esta institución educativa son personas con poco alcance financiero, de clase media-baja en un 70%, de clase baja en un 10% y de clase media en un 20%. El perfil de estrato alto se descartó totalmente como cliente potencial.
Tras semanas de reuniones y validaciones, el proceso creativo había sido culminado y aprobado por el Comité de Comunicaciones de la institución. Estábamos listos para salir al aire con un comercial corto de TV (llamado cortina en el argot publicitario) y para publicar avisos impresos en prensa nacional y digital, con fotos cuidadosamente realizadas, mensajes y tono comunicativo acordes al perfil del cliente mayoritario. Pero dos días antes de este lanzamiento, el hijo del dueño de la universidad, quién hacía parte del Comité de Comunicaciones que había avalado, frenó toda la campaña y nos llamó a un comité extraordinario. Exigió un cambio inmediato en el enfoque de la campaña, porque su esposa le había dicho la noche anterior que no le gustaba. Ella afirmaba que a la campaña le faltaba “clase” porque la ropa de los modelos de las fotos se veía poco sofisticada y porque el lenguaje utilizado era muy corriente. La inversión y todo el trabajo realizado, estaban en riesgo de perderse porque una mujer millonaria de alto estrato, con una opinión estirada que nada tenía que ver con la realidad del cliente estudiantil de la universidad, estaba nublando la objetividad del proceso con su propia visión de consumidora. Para resolverlo se lanzaron dos preguntas: ¿ella correspondía al perfil de persona que se matricularía en dicha universidad? La respuesta es no, pues ella no tenía ni la edad, ni expresaba los intereses, ni los gustos de las personas que normalmente sí se matricularía en su universidad, y mucho menos pensaba en virtud de sus limitaciones económicas. Y la segunda pregunta: Al no sentir ni pensar como el consumidor, ¿deberíamos tener su opinión en cuenta? No. Afortunadamente se entendió este argumento y la campaña salió al aire tal y como fue concebida, y fue un éxito.
Pero este error tiene otra aproximación contraria e igualmente peligrosa: confiar exclusivamente en el criterio del experto, sin considerar opiniones externas al proceso. Esto ocurre cuando por ejemplo se acude al apoyo de algún diseñador profesional, y mucho más si a este se le paga caro, pues obviamente la inversión se hace asumiendo que al ser experto sabe lo que hace, y que si se contrata es para que el propio emprendedor se libere del peso de esa carga en el desarrollo del modelo de negocio.
Es correcto, sin embargo acá se hace pertinente la frase: “confíe, pero verifique”, dado que hay 3 riesgos en casi todo diseñador:
a) Su ego. Los creativos son prácticamente una tribu urbana, convencida de que los demás mortales no tienen el criterio, ni la sensibilidad suficientes para valorar correctamente sus obras. Muestra de ellos son los memes que al respecto comparte este gremio en sus grupos sociales, subestimando las opiniones del cliente.
No es una actitud de maldad, algunas veces tienen razón, pero tampoco se trata de caer en esta trampa en la que algunos de ellos mismos han caído seguramente sin querer, y recordarles que la imagen de una marca es ante todo un elemento de comunicación masiva y no una expresión artística individual.

b) Han sido absorbidos por el proceso. A veces el esfuerzo creativo implica tanta dedicación y energía mental, que los creativos caen en la ceguera de defender a toda costa el resultado, más por lo que este les ha costado, que por el resultado mismo. Es acá en donde tu debes tener conciencia de que el afán limita el trabajo creativo y que son necesarios los espacios y tiempo suficientes para que diseñador sepa distanciarse frente a su propio trabajo. Dales tiempo, así este podrá refrescar su mente para enriquecer el proceso de creación y diseño de marca, a la vez que tu contarás con un tiempo igualmente reflexivo para acudir a otras opiniones que contribuyan al trabajo con alguna opinión desde lo positivo.
c) Son inexpertos. Muchas veces en el afán de que el diseño resulte barato, el emprendedor contrata a jóvenes en proceso de aprendizaje. Esto es magnífico y probablemente dará pie a ideas frescas y geniales, pero no se debe olvidar que el criterio se construye con la experiencia. Es aquí cuando consultar opiniones de terceros se hace tan fundamental para enriquecer el proceso. Los siguientes casos son ejemplos de no validar el diseño de la marca con terceros:
Todo lo anterior se resuelve con una consulta certera: pregúntale al cliente. ¡Pero ojo!, tampoco se trata de que caigas en un proceso infinito de ensayo y error en el que debas validar cada paso o decisión con el consumidor. Lo esencial es que quién haga el proceso de validación sea alguien que haga parte del público objetivo a quien se dirige la marca, o que tenga la capacidad de empatía suficientes para pensar como lo harían tus clientes.
En definitiva se trata de ejecutar un proceso inteligente de creación de la marca, para lo cual te daremos las herramientas. Ya sea que tu mismo “diseñes” la idea básica del logo, y/o que lo contrates con un diseñador novato de bajo costo, EL EFECTO CENICIENTA te dará los elementos de juicio necesarios tanto para liderar, o apoyar, el proceso creativo y evaluar objetivamente el resultado.
CINCO. No proteger la marca. ¡Error!
Resumen: Para proteger tu marca lo primero que requieres es dedicar inteligentemente recursos para diseñar una identidad visual única y propia, y luego ejecutar el proceso de registro de marca que sea oficial en tu país, pero esto último realízalo una vez tu negocio haya cubierto el camino suficiente para evaluar si funciona y si se proyectan garantías en la sostenibilidad y en el retorno.
Durante un evento organizado por alguna de las Cámaras de Comercio a nivel Colombia (entidades que entre otras cosas gestionan la matrícula mercantil), evento este que tenía por objetivo ilustrar a los emprendedores sobre la importancia de crear y registrar la marca de sus modelos de negocio, un participante expresaba que a diferencia del diseño del logo, el nombre de la marca era algo relativamente sencillo que se podía resolver mediante un poco de ingenio, y quizás con la ayuda de sus familiares o personas cercanas. Eso suele ocurrir así, pues este proceso suele reservárselo el emprendedor para si mismo como manera para ahorrar costos, y sobre todo porque es una expresión profunda de su corazón y de su empeño. Continuaba opinando el mismo participante, que dado que la realidad de un emprendedor es que en la mayoría de los casos apenas se cuenta con el capital financiero para poner en marcha el funcionamiento operativo del negocio, invertir en el diseño de marca es algo poco plausible, y que como solución a la necesidad inicial de lanzase al mercado con un logo, había utilizado el servicio de unas páginas en internet que ofrecían logos gratis. Preguntaba este participante al experto de la Cámara de Comercio, si había sido una buena decisión.
Esto es como si la Cenicienta, con tal de ahorrarse la inversión que hizo entregando su antiguo vestido, la calabaza y los ratones, hubiera preferido usar un vestido encontrado en la calle. Evidentemente en la actualidad hay una oferta muy grande de páginas que ofrecen logos gratis: https://www.creativosonline.org/blog/8-paginas-web-para-crear-tu-logo-gratis.html, para mencionar algunos. ¿Cómo funcionan? Estas plataformas cuentan con una serie de imágenes estándar organizadas por tipo de industria o modelo de negocio, que son susceptibles de ser personalizados, es decir, adaptados en términos de color y tipografía, entre otras opciones, para que se aproxime a tus necesidades e intereses. Estos logos están bien pensados, pero tienen una debilidad determinante que hace que debas considerarlo varias veces antes de acudir a este recurso: cualquier persona, incluso cada nuevo competidor que surja cerca a tu negocio, puede resultar usando el mismo logo, pues obviamente son de uso libre e ilimitado. Es decir, tu marca no se diferenciará y no logrará ser identificada en el mercado. Por lo tanto todo tu esfuerzo, tiempo y recursos para seducir clientes, se los estarías regalando a quien ya haya usado o vaya a usar el mismo logo gratuito.
Aclaremos algo: en elefectocenicienta.com no pretendemos que tu inviertas en un diseñador caro. Tampoco te recomendamos que lances al mercado tu negocio sin un logo, pues estarías perdiendo la oportunidad de crear vínculos emocionales con tu cliente desde la primara venta. Al contrario, lo que queremos es generar en ti las competencias necesarias para que lideres asertiva y oportunamente el proceso de diseño y gestión de marca, al menor costo posible y con resultados del más alto nivel a largo plazo. No te convertirás en un diseñador, lo que sí queremos es que te conviertas en el mejor manager de marca de tu negocio.
Para proteger tu marca lo primero que requieres es saber como dedicar inteligentemente los recursos para diseñar una identidad visual única y propia, por ello con EL EFECTO CENICIENTA serás capaz de reducir los costos de contratación de diseño, al concebir por ti mismo el nombre y esquema gráfico básico (boceto) de un logo poderoso. Con este nombre y esquema gráfico básico podrás salir al mercado y más adelante, cuando cuentes con los recursos, podrás contratar a un diseñador para que madure la calidad gráfica del diseño.
Posteriormente, para proteger la marca de tu negocio es recomendable que realices el registro que se considere oficial en tu país. ¿Qué es esto? Es un proceso administrativo con el cual se preserva el derecho al uso exclusivo de la marca, de acuerdo a la normatividad legal que aplique localmente. Sin este registro, cualquier persona podría usar o apoderarse de forma fraudulenta de tu marca.
Vacíos en este proceso de registro de marca han generado muchas disputas legales (Ver: http://www.expansion.com/2013/01/15/juridico/1358272044.html, ó
https://www.elpais.com.co/economia/grandes-cadenas-en-lios-por-registros-de-marcas.html. Llevarlo a cabo oportunamente es una jugada necesaria, pues la marca registrada se considera un capital monetario dentro de la empresa. Pero vale la pena aclarar que este proceso implica una inversión económica, que no es poca en el escenario de un emprendedor que está iniciando con gran esfuerzo la puesta en marcha de su modelo de negocio, por lo cual lo más recomendable es que realices este registro una vez que tu negocio ya haya cubierto cierto trayecto del camino, al menos el suficiente para evaluar si funciona y si se proyectan garantías en la sostenibilidad y en el retorno. De lo contrario estarías botando el dinero del registro.
Para obtener mayor información de este proceso, acude a la entidad responsable en tu país. Algunas de ellas son:
PERÚ: www.indecopi.gob.pe
CHILE: http://www.inapi.cl/
COLOMBIA: www.sic.gov.co/marcas
Ó investiga en el Sistema Internacional de Marcas: http://www.wipo.int/madrid/es/
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